miércoles, 16 de agosto de 2006

¿Hay residuos peligrosos en mi casa?



Cada año se producen en nuestro país ocho millones de toneladas de residuos peligrosos; tan solo en la ciudad de México se generan entre dos y tres millones de toneladas.
Sólo el 12% se controla adecuadamente y el problema es agravado por el hecho de que cerca del 90% de este volumen se encuentra en estado líquido, acuoso o semilíquido, lo que facilita su disposición clandestina.
La actual sociedad de consumo se caracteriza por basarse en gran medida en procesos industriales para la fabricación de productos que compramos sin tomar en cuenta que para su fabricación y transporte hasta el lugar de venta se usaron hidrocarburos y sustancias químicas que generan una gran cantidad de desechos, varios de ellos peligrosos. Muchos de los productos que consumimos diariamente en nuestros hogares están catalogados como productos peligrosos para nuestra salud y el medio ambiente. Esto implica que debemos tener cuidado con su manejo, uso y desecho.
Un material peligroso es cualquiera que tenga una o varias de las siguientes categorías: corrosivo, tóxico, reactivo, explosivo, inflamable o biológico-infeccioso. Si bien en la mayoría de las etiquetas de productos con sustancias peligrosas se menciona si es tóxico, explosivo o inflamable y las precauciones que se deben tener en su uso, manejo y almacenamiento, no nos indican cómo disponer de estas sustancias ni se informa que su disposición inadecuada puede ser peligrosa. Esta situación se agrava al no existir una recolección a nivel domiciliario de materiales peligrosos y por lo mismo tampoco confinamientos de estas sustancias. Lo que comúnmente sucede es que terminan irresponsablemente en los desagües, ríos, barrancas y tiraderos.

Además de la peligrosidad de estos materiales, su manejo como residuo es muy complejo, ya que cada uno de estos productos necesita un tratamiento específico, lo que es totalmente imposible en los tiraderos o incineradoras. Por el contrario, lo que allí ocurre es que se mezclan con otros residuos, pudiendo dar lugar a reacciones imprevisibles e incontroladas que producen contaminantes aún más nocivos, además de provocar explosiones e incendios y lesiones graves y hasta la muerte de trabajadores de limpia. Si se incineran, se emiten gases muy tóxicos, como las dioxinas. El problema ha llegado a ser tan grande que algunos países los exportan a otros lugares. En general, estos residuos van a dar a países no industrializados o con escaso desarrollo.
Aun cuando México ha llegado a exportar sus residuos, es un importador neto de residuos tóxicos; en 2002 se importaron 276,000 toneladas de residuos tóxicos para su tratamiento y reciclaje.
Por todo esto se impone la necesidad de que como consumidores adquiramos una responsabilidad sobre nuestros hábitos de consumo y nos empecemos a interesar más en el ciclo de vida de los productos que usamos y en la manera que disponemos de ellos, con el fin de reducir y sustituir a aquellos que puedan ser dañinos.
En la Ciudad de México acaban cada mes en el drenaje unas 800 toneladas de limpiadores de escusados, y unas 2,600 toneladas de diversos productos de limpieza con sustancias tóxicas.
Limpieza y mantenimiento
Hogar
Como pequeños consumidores de residuos peligrosos podemos empezar por nuestro hogar, ya que una buena parte de los productos de limpieza, como desinfectantes, limpiahornos, desengrasantes, detergentes, cloro, blanqueadores, destapacaños y demás productos que se usan diariamente, contienen materiales tóxicos y algunos están registrados como pesticidas. Los productos de limpieza que contienen materiales peligrosos son una de las mayores fuentes de contaminación en interiores: además de contaminar el aire dentro de las casas, eventualmente salen del hogar a través del aire o el drenaje, contaminando gravemente el agua, de tal manera que incluso si llega a una planta de tratamiento su limpieza se dificulta. Además, siempre queda un resto en el envase que termina en la basura.

Los compuestos que sirven de base a muchos productos de limpieza y carpintería son similares a algunos de los empleados en la guerra química. Ejemplos de ello son el metilcloroformo, ácido clorhídrico, estricnina, piretrina, percloroetileno, nitrobenceno y clorofenol, entre otros. Muchas de estas sustancias se utilizan para exterminar los seres vivos con los que compartimos nuestras casas, especialmente bacterias e insectos (como es el caso de los limpiadores de baños e insecticidas), mientras que otros atacan la suciedad disolviéndola gracias a su carácter corrosivo. Por esta razón, además de problemáticos para el medio ambiente, son una frecuente causa de
accidentes domésticos.
Los productos de higiene personal también pueden contener ingredientes tóxicos para nuestra salud y el medio ambiente, ejemplo de ello son los tintes para el cabello o algunos shampoos contra piojos y pulgas.
Si bien es importante que nuestros hogares, nuestra ropa y nosotros mismos estemos limpios, no por ello vamos a ensuciar nuestras aguas, el aire, el suelo y, lo más importante, a deteriorar nuestra salud. Si empezamos a cuidarnos protegemos también a los demás habitantes del hogar: familia, amigos, empleadas domésticas, mascotas, plantas y demás seres vivos.
Al construir o dar mantenimiento a nuestros hogares usamos materiales y productos tóxicos, tales como pinturas, disolventes, barnices y pegamentos. Por ejemplo, una pintura de aceite puede contener hasta un 40% de óxido de plomo, cadmio y otros metales pesados que se desprenden al tocar las superficies pintadas y tarde o temprano son inhaladas por nosotros. Sin embargo, estos ingredientes no se especifican en las etiquetas. Las pinturas pueden ocasionar daños en el sistema nervioso, cerebro e hígado, sobre todo en los niños. No obstante, ya existen en el mercado pinturas sin plomo solubles en agua.
Otro tanto ocurre con los productos de carpintería (disolventes, barnices, pegamentos, productos anticarcoma, etc.) que a su elevada toxicidad unen el hecho de ser inflamables y contener en algunos casos metales pesados como el mercurio, el plomo o el cadmio, que son altamente contaminantes.
También resultan peligrosos materiales fotográficos como papel, líquidos de revelado y negativos. Otros elementos que entran dentro de esta categoría serían cartuchos de impresoras y fotocopiadoras, correctores líquidos, termómetros de mercurio y medicamentos.
Una lata de 4 litros de pintura puede contaminar hasta 1 millón de litros de agua potable.
De 28 pesticidas comúnmente usados, por lo menos 23 son cancerígenos.
20,000 muertes son causadas anualmente por residuos de pesticidas en los alimentos.
Una pila pequeña puede contaminar hasta 6000,000 litros de agua.

Pesticidas y plaguicidas
Más peligrosos todavía son los insecticidas y herbicidas que se emplean en la agricultura y en nuestras casas y jardines para erradicar plagas e insectos no deseados. Los organoclorados, organofosforados y carbamatos son usados en la agricultura y los piretroides y piretrinas son usados ampliamente a nivel doméstico. Todos éstos afectan gravemente al sistema nervioso de los seres vivos (neurotóxicos) y provocan en seres humanos alergias crónicas, cáncer, anorexia y debilitamiento muscular, entre otras afecciones. Además, las plagas que se busca combatir se vuelven resistentes a estas sustancias, por lo que cada vez hay que echar mayores cantidades de químicos a los cultivos.
Los plaguicidas e insecticidas usados en al agricultura se adhieren a las plantas, frutos y tierra; al llover son arrastradas a los ríos, lagos, mares o se infiltran a los mantos acuíferos Al comprar productos frescos como verduras y frutas existe el peligro de que los plaguicidas sean ingeridos.
Muchos pesticidas son compuestos orgánicos persistentes que permanecen en el agua, los suelos y el cuerpo humano y de los animales sin ser desechados. Los seres vivos que están en contacto prolongado con esas sustancias corren un alto riesgo de sufrir intoxicaciones. Además, pueden pasar fácilmente de un organismo a otro a través de la cadena alimentaría. De estos insecticidas uno de los más conocidos es el DDT. Recientemente la Organización Mundial de la Salud informó que las mujeres mexicanas son las que tienen mayores niveles de DDT en la leche materna a nivel mundial, y de éstas, las sinaloenses ocupan el primer lugar. Debido a su peligrosidad el DDT ha sido prohibido en muchos países, incluido México.
Energía
La generación de energía es otro factor importante de producción de residuos peligrosos, como askareles, y desechos radioactivos si hablamos de energía nuclear. Cada vez que encendemos la luz o la televisión contribuimos, aunque sea de manera mínima, a la generación de residuos tóxicos.
Otro tanto sucede al utilizar aparatos eléctricos, como controles remotos, walkmans, juguetes, rasuradoras o relojes, que usan un producto altamente peligroso: las pilas y baterías. Sin embargo, no son consideradas generalmente como un material peligroso, puesto que al agotarse la pila la tiramos a la basura sin más. Al destruirse la capa protectora que las recubre se liberan los metales pesados que contienen las pilas y se produce una severa contaminación. Tan sólo una pequeña pila botón contamina hasta 600,000 litros de agua.
Existen cinco tipos de pilas no recargables compuestas por los siguientes minerales: carbón-zinc, alcalinas, cloruro de zinc, óxido de plata y óxido de mercurio. Las dos primeras son usadas en radios, linternas, juguetes y grabadoras, las restantes se utilizan en cámaras fotográficas, relojes y calculadoras. Todas estas contienen mercurio, un elemento altamente contaminante que provoca daños cerebrales, en los riñones y la función motora. Otro tipo de pilas son las pilas recargables, que carecen de mercurio, pero contienen níquel y cadmio, que son dos metales pesados altamente tóxicos. Sin embargo, dado que el tiempo de vida de una pila recargable es mayor al de las pilas no recargables, su impacto sobre el medio ambiente es menor. Aparatos que usan pilas recargables son los teléfonos inalámbricos, teléfonos celulares y computadoras portátiles.
Otra fuente de generación de residuos importante es el automóvil, que utiliza muchas sustancias peligrosas como gasolina, aceites y anticongelantes, sin olvidar los gases tóxicos que emite al aire ni la gran cantidad de desechos que se generan, tanto durante su fabricación como durante su uso. Un coche común puede generar a lo largo de su vida 160 litros de aceite quemado tóxico, 16 a 20 llantas y utilizar hasta 100 litros de diversos líquidos, como anticongelantes, líquidos para la dirección, líquidos de frenos y hasta 20,000 litros de gasolina. En la fabricación de un solo coche se generan hasta 27 toneladas de residuos.
Efectos en el medio ambiente de los residuos peligrosos
Vivimos en un ecosistema cerrado, lo cual significa que cualquier cosa que pongamos en el sistema se recicla y nos regresa. Cuando usamos productos de limpieza tóxicos se emiten vapores que se lanzan al aire y líquidos que se desaguan en los drenajes. Los materiales peligrosos contaminan el aire, la tierra y el agua, causando impactos negativos en las personas, los animales, los pájaros, las plantas y la vida acuática. Por ejemplo, pueden acumularse en los sedimentos de lagos, ríos y océanos. Cuando estos sedimentos son removidos, las toxinas se desprenden en el agua, en donde afectan a los peces, la vida silvestre y las plantas. Algunos compuestos pueden acumularse en los animales y luego ser transferidos a través de la cadena alimenticia, donde pueden ser fatales o causar defectos reproductivos. Las toxinas pueden también contaminar los mantos acuíferos subterráneos que sirven como fuentes municipales para el agua de beber cuando los elementos contaminantes se vierten directamente en estos sistemas. Imagínate que limpias con un polvo para tallar que contenga cloro y que luego desaguas ese polvo y sus ingredientes químicos por el drenaje. ¿A dónde se va?
Aire
Aunque la contaminación primaria y más significativa del aire causada por productos peligrosos utilizados en el hogar se da en interiores, los vapores residuales de los productos de limpieza escapan eventualmente hacia el aire exterior. Después de su uso, los materiales peligrosos llegan al medio ambiente como fuentes que no están reguladas y cuya huella no puede ser trazada hasta el origen que los emite. Estos materiales difíciles de detectar son definidos como fuentes sin chimeneas, porque entran al medio ambiente a través del aire.
Agua
Cuando se descargan en el agua, las sustancias peligrosas, por ejemplo los metales pesados, los petroquímicos, el cloro y los compuestos orgánicos volátiles, se resisten a descomponerse en formas no tóxicas. En México, la mayoría del drenaje ni siquiera pasa por una planta de tratamiento, sino que las aguas son vaciadas directamente a los caudales de los ríos y lagos cercanos, tanto de las áreas urbanas como rurales. Esto significa que los químicos acabarán contaminando el arroyo, lago o río más cercano, que quizás sirva para proveer de agua a una población, que acabaría bebiendo los mismos residuos peligrosos que generó. La mayoría de las alcantarillas en la Ciudad de México desaguan sus desechos directamente al drenaje profundo que a su vez se conecta con otros ríos hasta llegar al Golfo de México.
Desechos sólidos
Peligros para los trabajadores de limpia
Los recogedores de basura han sido lesionados mientras están recogiendo basura de las casas sin saber que contienen químicos tóxicos. Las lesiones son generalmente causadas por bolsas de plástico o por botellas que se rompen o vacían al momento de seleccionar la basura o de compactarla en los camiones. En este proceso, se mezclan varios químicos y pueden ocurrir reacciones imprevisibles como incendios o vapores tóxicos.
¿Qué les sucede a los químicos una vez que están en un tiradero?
En el pasado y aún hoy en día en muchos lugares del mundo se acostumbra quemar la basura. Los residuos que se queman desprenden humos tóxicos que contribuyen al efecto invernadero y a la destrucción de la capa de ozono. Aquí en México, quemar la basura es común sobre todo en áreas rurales. Aún así, los químicos pueden incendiar accidentalmente los tiraderos de basura regulados.
Hace años muchos tiraderos comenzaron a compactar la basura. La presión tremenda que se utiliza para compactarla hace que casi todos los recipientes se abran o rompan y su contenido se disperse y reaccione con otras sustancias. Éstas penetran en lo profundo de la tierra hasta llegar a los mantos acuíferos y ríos subterráneos. Si bien los tiraderos están forrados ahora para prevenir la colación o filtración, no son a prueba de fuga de líquidos.
La mayoría de los productos tóxicos de limpieza vienen en recipientes de plástico, los cuales también se desechan. Para prevenir que los tiraderos se llenen de plásticos debemos reciclarlos. En México apenas se empieza con el reciclaje de plásticos, pero sólo dos tipos de plástico, el polietileno teraftalato (no. 1) y el polietileno de alta densidad (no. 2), son los que se reciclan con más regularidad.
Ingredientes tóxicos encontrados en productos para el hogar
Amoníaco: La mayor parte del amoníaco producido en plantas químicas es usado para fabricar abonos. El resto es usado en textiles, plásticos, explosivos, en la producción de pulpa y papel, alimentos y bebidas, en productos de limpieza domésticos y refrigerantes. Causa irritación a los ojos y a las vías respiratorias, conjuntivitis, laringitis, inflamación de la tráquea, edema pulmonar, neumonitis y quemaduras graves en la piel.
Benceno: El benceno está contenido en productos tales como pegamentos, pinturas, ceras para muebles y detergentes; también en la gasolina y en los cigarrillos. Respirar benceno puede causar somnolencia, mareo y pérdida del conocimiento; la exposición prolongada produce alteraciones en la médula de los huesos y puede causar anemia y leucemia. Cancerígeno.
Bifenilos policlorados (PCB): Son compuestos químicos formados por cloro, carbono e hidrógeno, también conocidos como askareles. En nuestro país todavía se encuentran en transformadores de baja y media tensión y acumuladores El PCB es considerado un contaminante orgánico persistente, es decir, permanece en el medio ambiente por largos períodos de tiempo. Las dioxinas generadas por la explosión e incendio de los transformadores producen leucemia, mal de Parkinson, diabetes, problemas de tiroides, malformaciones, chloracné (condición dolorosa que desfigura la piel, con manchas de color rojizo y eczemas), labio leporino, abortos, testículos no descendidos, penes sumamente pequeños, daños al hígado y páncreas y endometriosis, entre otros. Cancerígeno.
Butoxietanol: Es usado como solvente para lacas, barnices, esmaltes, y resinas epóxicas. También se usa en ciertos productos para remover tintas y manchas. Respirar grandes cantidades de 2-butoxietanol o de acetato de 2-butoxietanol puede causar irritación a la nariz y los ojos, dolor de cabeza, vómitos, problemas respiratorios, baja presión sanguínea, bajos niveles de hemoglobina, acidez en la sangre y sangre en la orina.
Cloro: El cloro y sus derivados se utilizan en las casas como desinfectantes para el agua y como limpiadores y blanqueadores. La exposición a bajas concentraciones de cloro puede producir dolor de garganta, tos e irritación de los ojos y la piel. La exposición a niveles más altos puede producir quemaduras en los ojos y la piel, respiración rápida, estrechamiento de los bronquios, jadeo, coloración azul de la piel, acumulación de líquido en los pulmones y dolor en el área de los pulmones. La exposición a niveles aun más altos puede producir quemaduras graves en los ojos y la piel, colapso pulmonar y la muerte.
Fenol: El fenol se usa en productos químicos para matar bacterias y hongos, como desinfectante, antiséptico y en preparaciones médicas como enjuagues bucales y pastillas para el dolor de garganta. Causa erupciones y peladuras en la piel, hinchazón, barros, urticaria, irritación, gangrena, adormecimiento, vómito. Posible cancerígeno.
Formaldehído: Podemos estar en contacto con esta sustancia de varias formas: smog, cigarrillos, en la manufactura de productos de madera, alfombras, productos de papel y ciertos limpiadores caseros. Los síntomas por la inhalación de vapores incluyen tos, inflamación de la garganta, ojos llorosos, problemas respiratorios, irritación de la garganta, dolores de cabeza, salpullidos, náusea, sangrado por la nariz, broncoconstricción y ataques de asma. Probable cancerígeno.
Glicol de etileno y glicol de propileno: Son usados para fabricar líquidos anticongelantes, compuestos de poliéster y como solventes en la industria de pinturas y plásticos. El glicol de etileno es también un ingrediente de líquidos para revelar fotografías, fluidos para frenos hidráulicos y en tinturas usadas en almohadillas para estampar, bolígrafos y talleres de imprenta. Comer o tomar cantidades sumamente altas de glicol de etileno puede causar la muerte, en tanto que cantidades grandes pueden producir náusea, convulsiones, dificultad para hablar, desorientación, y problemas al corazón y al riñón.
Hidróxido de sodio: El hidróxido de sodio se usa para fabricar jabones, rayón, papel, explosivos, tinturas y productos de petróleo. También se usa en el procesamiento de textiles de algodón, lavandería y blanqueado, revestimiento de óxidos, galvanoplastía y extracción electrolítica. Se encuentra comúnmente en limpiadores de desagües y hornos. Es un material extremadamente corrosivo que puede causar quemaduras graves en todo tejido con el cual entra en contacto. Sin embargo, cuando el hidróxido de sodio se combina con grasa en la preparación del jabón la reacción química que se produce neutraliza el hidróxido de sodio, haciendo que el jabón sea seguro de usar. A niveles muy bajos puede producir irritación de la piel, ojos y vías respiratorias. La exposición a la forma sólida o al líquido concentrado puede producir quemaduras graves en los ojos, la piel y el tracto gastrointestinal, lo que a la larga puede producir la muerte.
Isopropanol: Se utiliza en productos de limpieza como limpiadores de ventanas. Se sospecha que es tóxico para los sistemas cardiovascular/sangre, desarrollo, gastrointestinal/hígado, neuro, respiratorio, piel/sensorial.
Mercurio: El mercurio metálico se usa en termómetros, tapaduras dentales y pilas. Las sales de mercurio se usan en cremas para aclarar la piel y en cremas y ungüentos antisépticos. La exposición por corto tiempo a altos niveles de vapores de mercurio metálico puede causar lesiones al pulmón, náusea, vómitos, diarrea, aumento de la presión sanguínea o del pulso, salpullidos e irritación a los ojos. La exposición a altos niveles de mercurio metálico, inorgánico u orgánico puede dañar en forma permanente riñones, cerebro, y al feto. Los efectos sobre la función cerebral pueden manifestarse como irritabilidad, temblores, alteraciones de la vista o audición y problemas de la memoria. Posible carcinógeno.
Naftalina: Se utiliza principalmente en bolas para repeler polillas y en bloques desodorantes para cuartos de baño. Tanto la 1-metilnaftalina como la 2-metilnaftalina se usan en la manufactura de otras sustancias químicas, como por ejemplo tinturas y resinas. Puede causar irritación de la piel, dolor de cabeza, confusión, náusea, vómito, sudor excesivo e irritación urinaria. Posible cancerígeno.
Nitrobenceno: La mayor parte del nitrobenceno producido en los Estados Unidos es usado para manufacturar otra sustancia química llamada anilina. El nitrobenceno también es usado para producir aceites lubricantes para motores y maquinaria. El nitrobenceno también es usado en la manufactura de colorantes, medicamentos, pesticidas y goma sintética. Una pequeña cantidad de nitrobenceno puede causar leve irritación si entra en contacto directo con la piel o con los ojos. Las exposiciones repetidas a altas concentraciones de nitrobenceno pueden producir metahemoglobinemia, una condición en la cual se reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. En ese caso la piel adquiere un tono azulado y se presentan náuseas, vómitos y falta de aliento. También puede dar dolor de cabeza, irritabilidad, mareo, debilidad y somnolencia. Hay evidencias que sugieren que respirar altas concentraciones de nitrobenceno puede dañar el hígado. Posible cancerígeno.
Pentaclorofenol: El pentaclorofenol es una sustancia química usada como pesticida de uso restringido. También se utiliza industrialmente para preservar la madera en postes, rieles de ferrocarriles y en pilotes de muelles. Puede causar depresión del sistema nervioso central, mareos, sueño, náusea, temblores, pérdida de apetito, desorientación, daño al hígado, daño del sistema inmunitario y efectos sobre la reproducción y el desarrollo. Posible cancerígeno.
Tricloroetileno: El tricloroetileno es un líquido incoloro usado como solvente para limpiar metales. Los síntomas de exposición incluyen molestias gastrointestinales, depresión del sistema nervioso central, fallas en corazón, hígado y pulmones, parálisis, náusea, mareos, fatiga, conducta sicótica, coma y hasta la muerte. Posible cancerígeno.
Xileno: Se usa como solvente y en imprentas e industrias de goma y de cuero. También como agente para limpiar, diluir pinturas y en barnices y pinturas. Respirar altos niveles puede provocar mareos, confusión y alteraciones en el sentido del equilibrio. Niveles muy altos pueden causar pérdida del conocimiento y aún la muerte.
Otros ingredientes que se sugiere evitar
Aunque estos ingredientes no son tan tóxicos como los anteriores, se encuentran comúnmente en productos de limpieza y pueden tener efectos en la salud, particularmente para personas sensibles.
Propulsores de aerosol: Pueden provocar problemas del corazón, defectos de nacimiento, cáncer de pulmón, dolor de cabeza, náusea, mareos, falta de aliento, irritación de los ojos y la garganta, salpullidos, quemaduras, inflamación del pulmón y daño al hígado.
Color artificial: No existen leyes que regulen el tipo de pintura que puede ser usada para dar color a los productos, así que se desconoce exactamente qué tintes se usan. Muchos de los colores usados en alimentos, medicamentos y otros productos (FD&C colors) son cancerígenos.
Detergentes: Los detergentes son los mayores responsables de intoxicaciones en el hogar. Exponerse al detergente causa problemas de la piel, influenza y asma, daño severo a los ojos y a las vías digestivas superiores en caso de ingerir el producto.
Fragancia artificial: La palabra “fragancia” en una etiqueta puede indicar la presencia de hasta cuatro mil ingredientes diferentes que no están enlistados. Los síntomas reportados incluyen dolores de cabeza, mareos, salpullidos, decoloración de la piel, tos violenta, vómito e irritación alérgica de la piel. Observaciones clínicas han demostrado que la exposición a las fragancias puede afectar el sistema nervioso central, causando depresión, hiperactividad, irritabilidad, inhabilidad para manejar problemas y otros cambios de conducta.
Consejos para un consumo responsable

Ya es hora que tomemos conciencia y seamos responsables de toda la devastación que ocasiona nuestro consumo. Ahora es el mejor momento para empezar y tu hogar el mejor lugar. Empieza a consumir productos con menos tóxicos, biodegradables y más sanos para todos los seres de este planeta.

Algunas veces pensamos que una persona sola no puede cambiar nada. Eso no es cierto. Todo cambia porque cada uno de nosotros cambia su manera de sentir, de pensar y de actuar. Hace veinte años, casi nadie estaba comiendo comida orgánica. Ahora, cada vez más personas se dan cuenta de lo dañinos que pueden ser los pesticidas y los químicos en la agricultura y cada día más personas consumen productos orgánicos.
Esto sucedió porque los individuos decidieron que iban a comprar comida orgánica. Lo mismo pasa con lo que escogemos usar en nuestras casas. Una por una, mientras más gente se concientice sobre cómo impactamos el medio ambiente, escogeremos cambiar a alternativas menos tóxicas y juntos haremos una gran diferencia.
Productos de limpieza
No uses productos que sean dañinos para ti y tu familia.
Todos los productos de limpieza que uses, deben ser preferntemente biodegradables.

Los productos no deben contener toallitas u otros materiales para limpiar que sean desechables.
Además de convertirse en un residuo innecesario, estará contaminado con residuos peligrosos.
Escoge productos que sean efectivos en agua fría para así evitar que se desprendan posibles gases tóxicos al contacto con el agua caliente.

Los detergentes suelen estar fabricados con fosfatos y nitratos, que son sumamente contaminantes, pues alteran las características del agua e impiden la supervivencia de muchas especies. Mejor utiliza jabones y detergentes sin fosfatos ni nitratos.
También existen detergentes y jabones biodegradables, pero si no los puedes conseguir, es preferible usar detergentes líquidos, que generalmente contaminan menos que los detergentes en polvo.
Adquiere productos sin empaque. Si esto no fuera posible, busca que éste sea reutilizable y si no, reciclado o reciclable. Los empaques representan el 50% de los residuos generados en el hogar.
Escoge productos concentrados en lugar de productos mal diluidos.
Escoge productos de usos múltiples en vez de los productos que sólo tienen un propósito.
Siempre lee las etiquetas de los productos que vayas a consumir.
Los productos no deben ser probados en animales o contener ingredientes animales.

Los destapacaños líquidos son extremadamente venenosos y difíciles de eliminar del agua que
han contaminado.
A largo plazo corroen también las tuberías y son muy peligrosos en manos de los niños. Una alternativa no tóxica y muy barata es echar agua hirviendo con media taza de bicarbonato de sodio y un cuarto de taza de vinagre o una botella de refresco de cola.
Un chorro de vinagre diluido en el agua para trapear es especialmente adecuado para los suelos de madera. El vinagre funciona como desinfectante por su contenido en ácido acético.
La mezcla de agua con un poco de alcohol y jabón es un limpiador universal de fabricación casera de excelentes resultados.
Los azulejos del cuarto de baño y la cocina se pueden limpiar empleando estropajo y agua con bicarbonato.
Los limpiacristales comerciales se pueden sustituir por una mezcla de agua con un poco de alcohol y jabón. En muchos casos, basta con papel de periódico mojado en agua y un poco de energía.
Utiliza cera de abeja para dar brillo a los suelos de madera y aceite de linaza para los de loza o ladrillo. La cera de abeja también es un buen producto para los muebles de madera.
Otros productos utilizados en el hogar
Algunas pinturas contienen asbesto y plomo, que son sustancias que afectan al sistema nervioso, además de que el asbesto es altamente cancerígeno. Sustituye estas pinturas por aquellas a base de agua o látex. En cuanto al asbesto, no utilices techos de asbesto acanalado y si ya lo tienes evita taladrarlo o lijarlo.
Las tintas de plumas y marcadores indelebles contienen solventes dañinos como el tolueno y el xileno. Usa mejor plumas y tintas a base de agua.
En la medida de tus posibilidades no utilices pilas. Existen alternativas como son las pilas recargables, calculadoras y otros aparatos a base de energía solar, relojes de cuerda o simplemente conectar los aparatos a la red eléctrica. Además ahorrarás mucho si dejas de comprar continuamente pilas.
Los toners de computadora pueden ser recargados, por lo que además de hacer un bien a nosotros mismos y a la naturaleza, ahorramos dinero.
Utiliza la prevención para el control de plagas en lugar de la guerra química: por ejemplo, guarda la comida en botes herméticos e impide la dispersión de migajas para evitar la proliferación de insectos. Aprende a considerar a éstos y otros animalillos no como amenazas mortíferas, sino como pequeños compañeros de casa que apenas molestan si tomamos algunas precauciones.

Las moscas y mosquitos se pueden mantener a raya con un equipo tan sofisticado como unos mosquiteros y algunos tiestos de albahaca o tomillo.

Comparte estas sencillas recomendaciones con tus conocidos, tal vez a alguien le interese cuidar su salud y la de su familia.
[Proyecto de Uso Eficiente del Agua: Extracto]